A la musa que de improviso llegó a mi vida
Tambores a lo lejos se oyen sonar
Y graves notas también
se dejan oír
De melodías traviesas el aire quiso poblar
Y la música eterna de su alma no dejar morir.
Esos ojos de noche oscura con amor las cuerdas miran
Y sus manos con ternura las acarician
Abraza al novio de la guitarra sin prisa
Mientras las gruesas cuerdas rompen la brisa.
Amplio pecho que a la helada madera cobija
Y las emotivas notas de su interior emana
Profundo tono la atmósfera hace colorida
Al tacto de dedos de varón ansioso por
Voz de metal que a coro canta con sus latidos
Mientras sus ojos lloran conmovidos
Portadora de la inspiración venida sin aviso
Y un mensaje de un amigo por años conocido.
Las seis letras de su nombre a mostrar no alcanzan
De su entero ser los enigmáticos caminos
Mis versos vanamente atrapar su alma intentan
Su espíritu indómito acelera su andar y sus latidos.
Es la inspiración de improviso regalada
Y el consuelo a un pecho de dolor oprimido
A luchar me ayuda contra la fuerza malvada
Que la idea mata y atrae el olvido.
De agradecer nunca podré parar
Por la fuerza cada día renovada
El tiempo no podrá nunca acabar
El verso y la prosa de esplendor por él decorada.
¿Qué puedo hacer para de alegría colmar
Esas manos que las cuerdas suelen cuidadosas tocar,
Y esos ojos de suave terciopelo,
Esos dos bellos diamantes negros?
Ese maravilloso ser todo lo merece
Porque su gemelo de papel me ha dado
Para que la vida le otorgue con la pluma que estremece
Y con ese don precioso veo que en mi ha confiado.
Comentarios
Abrazos