Verano del ‘69
El año 1969 sin duda marcó un antes y un después en la historia, Desde 1966 que se venían dando cambios en el estilo de vida, cultura y punto de vista de la sociedad estadounidense de aquel entonces. Paralelo a eso, a muchos kilómetros de ahí, en la fría Inglaterra, un joven con cabello dorado obtenía su primera guitarra y comenzó a mostrar interés por la música, lo que le daría el impulso para escribir la imperecedera summer of ’69, cuyos versos muestran las vivencias de muchos adolecentes de ese tiempo, en especial de quienes intentaron expresar sus emociones mediante la música.
“unos chicos de la escuela y yo teníamos una banda y trabajamos muy duro…debi haber sabido que no llegaríamos lejos” cantó. Sin embargo, ellos tal vez no pudieron pero otros hicieron un gran trabajo, haciendo que sus sueños adolescentes dieran buen fruto y grabando esas melodías en los corazones de muchas personas. Pero ese año fue extremadamente movido porque se dieron situaciones que no se habían dado nunca antes como la aparición de la minifalda, la llegada del hombre a la luna (hecho que hoy ha sido muy cuestionado) y los anticonceptivos. Es que las seis cuerdas de esas guitarras adolescentes parecen haber despertado a todos de un largo sueño y darse cuenta de que sus vidas distaban mucho de ser las vidas felices que ellos creían.
Según parece, el verano es la época del año en que el corazón parece estar más contento y lleno de inspiración. Incluso quienes no son artistas se sienten mejor en verano rinden más en lo que quiera que hagan porque el sol parece entibiarles el alma. De hecho, el sol parece ser un deseo secreto del ser humano, pongo como ejemplo que el sueño no cumplido de George Harrison fue vivir en un lugar donde el sol saliera todos los días. De hecho, en verano se ven perros que disfrutan meterse al mar y jugar con él y se dan todo tipo de platas y flores llenando el mundo de olores y colores que en invierno no vemos.
Pero 1969 también cobijó un suceso inusual. El 30 de enero de ese año, The Beatles daría el mitico concierto en la azotea de Apple records, el sello discográfico que fundaran años antes. Se convirtió en un acontecimiento porque no dejaron que nadie lo supiera y los residentes de Londres salieron de sus trabajos sin saber que en el numero 3 de Savile Row cuatro creadores se expresaban libremente y que esa sería la última vez que el mundo los vería juntos. Esto rompió los esquemas a tal punto que hoy no es extraño ver conciertos al aire libre o en lugares donde no se habían hecho antes, como un predio, en el caso de Woodstock, que se realizó en mayo de ese año, en pleno verano. Por lo visto, Bryan Adams tenía razón, el verano del ’69 era digno de ser recordado y espero que para muchos este verano también lo sea, en especial para los artistas: que el sol les dé mucha inspiración.
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